Me llamo Sol y me dedico actualmente a acompañar a mujeres y a hombres recién divorciados o separados a superar una ruptura de pareja. Me siento muy feliz de poder facilitar y acompañar a personas a superar el proceso de duelo.

Profesionalmente me he dedicado al mundo de la empresa. Ejercía un puesto de responsabilidad en el departamento de Recursos Humanos de una gran multinacional en el área de selección y captación del talento. Tuve la oportunidad de viajar, practicar mis idiomas, relacionarme y sobre todo entrevistar a miles de personas en diferentes países, y valorar si su perfil encajaba o no con los criterios demandados por la empresa.

Amaba y amo mi trabajo, pero en mi vida personal sucedieron diferentes sucesos que impactaron su rumbo.

El primer suceso importante fue el divorcio. Fue un cambio drástico en mi vida porque sentí que mi proyecto vital, mi familia, se rompía.  Y que yo era la culpable, tras intentar sin éxito que mi pareja funcionara, yo asumí el cien por cien de la responsabilidad de la catástrofe. Digo catástrofe porque así fue como yo lo viví literalmente. Por este motivo, decidí pedir ayuda psicológica. Me sentía fracasada, sentía un gran vacío, mucha culpa de cara a mi hijo, me sentía responsable de que sufriera o que pudiera sufrir, miedo estar sola y quedarme sola de por vida. Físicamente perdí el apetito, me adelgacé mucho y cogí anemia, perdí las ganas de salir, de reir, no me sentía merecedora de rehacer mi vida.

Gracias a las sesiones de terapia, junto con un tratamiento de flores de Bach y de Findhorn, además de Reiki,  me rehice, física, emocional y mentalmente, y volví a encauzar mi vida. Unos años años después, se sucedió nuevamente una ruptura de pareja. Para mi supuso un nuevo cataclismo emocional. Había caído en una relación tóxica y dependiente. Decidí de nuevo ponerme en manos, esta vez de un terapeuta gestalt, para superar ese dolor. Tras un año de sesiones y trabajo interior me dí cuenta de que quería formarme en Terapia Gestalt, y posteriormente me embarqué en el bonito mundo de la sistémica, formándome en Constelaciones Familiares, Reiki y esencias florales.

La terapia supuso un gran despertar y visualicé lo que vine yo a hacer a este mundo, mi propósito:  acompañar a través de la terapia a otras personas a superar rupturas, pérdidas. A facilitarles cómo sanar su corazón, acompañarles a reconstruir su vida, y a  volver enamorarse de ellas mismas y de la vida.

Lo que más me gusta de mi trabajo como terapeuta es que yo he experimentado gran parte- por no decir casi todo- lo que una persona puede sentir tras una ruptura amorosa. Y gracias a mí misma, y a la terapia he ido liberándome de las emociones negativas, los pensamientos tóxicos, las creencias limitantes. Sin olvidar por supuesto el gran apoyo por parte de mi familia, mi hijo y amigos, grandes pilares en el proceso de duelo. Un proceso que es largo. Largo, y necesario para que la herida se cure, y cicatrice bien.

Un tiempo indispensable para re-encontrar-se con uno misma, alimentar el amor propio, la autoestima, el amoísmo ( amor a uno mismo), cuidarse y nutrirse de lo que nos hace felices.

Las crisis no son sino oportunidades para crecer. Y así me he encontrado yo después de atravesar un duelo amoroso: crecida, más fuerte, madura,  empoderada.

Y esa experiencia personal vivida, junto con conocimiento adquirido tras años de formación en diferentes terapias,  quiero y deseo ponerla al servicio de otras personas que estén viviendo situaciones similares.